Entre las montañas de Corea hay un templo budista que parece detenido en el tiempo, aunque pasan la nieve y el sol, el verde y el amarillo. Se ve en "Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera" (próximo estreno, sólo en cines), que muestra cada estación como una parada en la vida de uno: infancia, juventud, madurez, vejez... e infancia. "Próxima estación, primavera", reza Rosario 20 mil kilómetros para acá, también dedicada a descubrir cómo cambia el mundo cada tres meses.
El otro viernes, la sala AB del San Martín parece detenida en el tiempo. Estado de trance hipnótico para los ciento y pico que escuchamos las catorce canciones de "Estaciones", el nuevo disco de Rosario Bléfari (muchos: en el piso, piernas cruzadas a lo indio, manos a la pera y actitud infantil ante un cuento). Como película en pausa, las moscas parecen con alas congeladas en el aire.
—Me gusta suspender todo para pararme inocente frente a lo que se dice. Al oír una canción, suspender lo que se sabe, lo que se supone: ahí es cuando uno ve, siente, entiende más claro.
Con ustedes, el show del minuto: artista de instantes, Rosario suma pedacitos (de escenas, letras, canciones) y así arma su obra de actriz, escritora y música, madre nodriza de los 90 independientes, a la cabeza del finado Suárez. Ahora graba su disco solista, que reunirá reflexiones cantadas sobre la experiencia amorosa, y sale: en primavera. Su tono ("enérgico, pero relajado") puede compararse con cierto yoga oriental. "¿Es buena la película coreana?".
—Es hermosa: tiene mucho de introspección y naturaleza. Pero también es un poco naif, algo que tus canciones soportaron como acusación...
—¡Y más si canta una mujer! Hay un prejuicio: "Las chicas sólo cantan cositas ingenuas..."
—¿Mientras el chabón canta al palo sobre la argentinidad?
—Claro. Pero yo busco aquello: la asociación a elementos de la naturaleza, los ciclos de la vida, las ramas en el medio del camino. En mis temas hay elementos así, le quise dar ese sentido: simple y profundo, universal y único.
Después dirá: "Lo hipnótico es estar agarrado de un hilito... y no perder el hilo". O "el amague de suspender el tiempo es una ilusión que libera la carga existencial". ¿Vocación por el aforismo? ¿Definiciones complejas? Directora, autora y actriz de la obrita maestra "Somos nuestro cerebro", Rosario se familiarizó con las citas difíciles: entrevista a biólogos para su próximo show científico, "Somos nuestros genes". Y sueña con una videoteca donde sus sketches de divulgación recopilen parte del saber universal, así como sus canciones recopilan algo del sentir universal (o, al menos: femenino).
—¿La canción hoy tiene cara de mujer?
—El hombre siempre fue el dueño de la canción. Pero eso nunca me produjo odio ni resentimiento. Me pasa lo mismo que cuando leo a Stendhal, uno de mis escritores favoritos. Los mejores personajes siempre son masculinos, los que viven las mejores aventuras. Las mujeres sólo son las que se enamoran.
("¿Qué tenés en la cabeza?", le había preguntado a Rosario hace un año y, si es cierto que el tiempo puede detenerse, ella da la respuesta recién ahora):
—En la cabeza tengo un transformador y nunca tuve conflictos de género con la literatura: podía traducir la novela y convertir al héroe en heroína, yo misma. Con las canciones me pasa lo mismo: los artistas hombres me causan admiración, pero siempre sentí que yo puedo ser una de ellos.
bueno.. no dijo nada del otro mundo, pero estaciones amerita una puntuacion de 5 chanis y ese show en el teatro san martin estuvo IN-CRE-I-BLE