sábado, febrero 28, 2004

Esta conversacion me causo gracia (Los nombres han sido cambiados)

Ana:
estaba leyendo el ultimo capitulo de un libro
Ana:
encontre la version original en ingles
Ana:
vos que haces?
Juan:
yo estaba cortando una botella con un hilo
Juan:
es muy facillllll
Juan:
lo aprendi de utilisima

lunes, febrero 23, 2004

Saddam habría estado drogado (juá!)

En el momento decisivo, cuando Saddam Hussein ordenó invadir Kuwait en agosto de 1990, su cerebro estaba bajo los efectos de las drogas. La revelación la hizo, en Londres, Issam Rasheed, uno de sus colaboradores más cercanos. El ex jefe de protocolo del gobierno de Irak acaba de escribir un libro que pronto saldrá a la venta y en el que asegura que Hussein era, desde 1959, un asiduo consumidor de alucinógenos. Bajo sus efectos, dice, tomó importantes decisiones.

jueves, febrero 12, 2004

SE SEPARARON BARBIE Y KEN

Después de 43 años, ahora son sólo buenos amigos.

Así lo anunció ayer Russell Arons, vice presidente de marketing de Mattel, quien sugirió que la ruptura se debería a la "resistencia al matrimonio por parte de Ken".

miércoles, febrero 11, 2004

Che, a alguien le gusta el helado de menta granizada? (como se dice, granizado o granizada?).

martes, febrero 10, 2004

Hacer lo que a uno le gusta mucho.. mucho, pero sabe que no es bueno y nunca llegara un paso mas alla de la mediocridad....... o hacer lo que a uno no le agrada mucho pero sabe que tiene aptitudes para?

sábado, febrero 07, 2004

- Hola Elena, como estas?
Te escribo para avisarte que la pasantia en Convergencia Latina la va a hacer otra persona.
Saludos,
Juan


Otro fracaso mas, pero que le hace una mancha mas al tigre. Permiso, me voy a ahogar mi frustracion profesional, o lo que sea.

martes, febrero 03, 2004

Pense que me estaban cargando, pero no.

A Bush y a Tony Blair los nominaron para el premio Nobel ... de la Paz.

En serio!

lunes, febrero 02, 2004

Quien hoy en día se pregunte todavía por el contenido, el sentido y el fin de su trabajo, o se vuelve loco o en factor perturbador del funcionamiento autofinalista de la máquina social. El homo faber antes orgulloso de su trabajo que, a su manera torpe, se tomaba aún en serio lo que hacía, se ha quedado tan anticuado como una máquina de escribir mecánica. El molino tiene que seguir girando a cualquier precio, y con eso basta. Para la búsqueda de sentido están los departamentos de publicidad y ejércitos enteros de animadores y psicólogos de empresa, asesores de imagen y camellos. Pero cuando se parlotea continuamente de motivación y creatividad lo único seguro es que no queda nada de ninguna de las dos, a no ser como autoengaño. Por eso la capacidad de autosugestionarse, de venderse a sí mismo y la simulación de competencia figuran hoy en día entre las virtudes más importantes de directivos y especialistas, estrellas de los media y contables, maestros y vigilantes de aparcamientos.
Con la crisis de la sociedad del trabajo también ha quedado completamente en ridículo la afirmación de que el trabajo es una necesidad eterna, impuesta a los hombres por la naturaleza. Desde hace siglos se predica que hay que rendir culto al ídolo trabajo, aunque sólo sea porque las necesidades no se pueden satisfacer por sí mismas sin el esforzado quehacer humano. Y que la meta de todo el montaje del trabajo sería satisfacer las necesidades. Si esto fuera verdad, la crítica del trabajo tendría tan poco sentido como la crítica de la fuerza de la gravitación. ¿Pero cómo una «ley natural» de verdad iba a poder entrar en crisis o, incluso, desaparecer? A los portavoces del campo social trabajo -desde los locos del rendimiento neoliberales, devoradores de caviar, hasta los sindicalistas de barrigón cervecero- la pseudonaturaleza del trabajo les hace enfrentarse a dificultades argumentativas. ¿O cómo quieren, si no, explicar que tres cuartas partes de la humanidad se hundan en la necesidad y la miseria sólo porque el sistema de la sociedad del trabajo ya no necesita su trabajo?
No es ya la maldición del Antiguo Testamento -«comerás el fruto del sudor de tu frente»- la que pesa sobre los excluidos, sino una nueva perdición, esta sí inexorable: «no comerás, porque tu sudor no es necesario y es invendible». ¿Y se supone que esto es una ley natural? No es más que un principio social irracional, que se presenta como imperativo natural porque, durante siglos, ha destruido o ha sometido todas las demás formas de relación social, poniéndose a sí mismo como absoluto. Es la «ley natural» de una sociedad que se tiene por sumamente «racional», pero que en verdad sólo sigue la racionalidad finalista de su ídolo trabajo, a cuyas «exigencias circunstanciales» está dispuesta a sacrificar sus últimos restos de humanidad.